El famoso crack de las jodas telefónicas Julio
Victorio De Rissio, quien será recordado por todos como el Doctor Tangalanga,
falleció el 26 de diciembre, a los 97 años. Una larga vida de un hombre que
hizo reír a generaciones, no sólo de adolescentes, sino también de adultos e,
incluso, intelectuales de primera línea.
La víctima más memorable del Doctor Tangalanga fue el
hombre del gimnasio. Durante doce años fue torturado vía telefónica, motivo por
el que aseguraba cambiar constantemente su número. Hasta cuando el Doctor
-también conocido con el alias de Cantaluppi, Tarufetti, Quintana y
Zarrasqueta- hizo una presentación en la ciudad de México, el público
enloqueció cuando supo que iba a llamar al muchacho del gimnasio al que le
había hecho las mil y una y hasta lo había hecho llorar.
El Sensacional pudo hablar con la famosa víctima: se
llama Octavio Cavalli, es abogado y músico, y confesó que todo estaba
arreglado.
“Me acerqué a Julio como fan. Tenía 16 años, lo
rastreé y lo llamé a la casa del hijo, que es un colega mío. Me atendió la
nieta y le conté que había podido averiguar el nombre verdadero de su abuelo,
había buscado el número en la guía y quería conocerlo. Le dejé mi teléfono y a
los dos días me llamó. Y ahí comenzó una amistad: ‘hiciste una investigación
propia del FBI, pibe’, me dijo”, declaró Octavio.
Si bien su deseo de conocer a Tangalanga estaba
cumplido, “el del gimnasio” nunca imaginó que iba a terminar protagonizando las
ridículas llamadas del humorista. “Julio tuvo una época en la que actuaba en un
ciclo en un horario en el que la mayoría de la gente estaba durmiendo, no le
atendía nadie o le cortaban. Entonces él tenía dos o tres backups por las dudas.
La primera vez me dijo: ‘Che, ¿si se me pincha la noche me das una mano?’”.

Pero hubo un momento en el que el fan convertido en
amigo tuvo que poner un freno. “Había gente que me insultaba en Twitter, o me
llamaban y me decían: ‘¿Vos sos el del gimnasio, puto?’. Entonces confesé que
estaba todo arreglado. Tuve que matar el mito, terminarlo”.
En cuanto a la reacción de Julio ante su accionar,
Octavio contó: “No sé cómo le cayó. Pero él estaba tranquilo porque a él no lo
llamaban. Presupongo que se debe haber generado en su círculo de producción
algo, como que lo traicioné. Cuánto lo lamento”.
Además, recordó su última participación como el hombre
del gimnasio. “Fue en un show en La Trastienda. Roberto, su representante, me
llamó y me dijo que a veces Julio tenía lapsos en los que se quedaba callado
porque perdía la conciencia y me pidió que en esos momentos tratara de
ayudarlo”.
Los llamados duraron entre 1998 y el 2010. “Fueron
doce años de llamar a la misma persona. ¡Alguien tenía que sospechar!”, opinó
Octavio. Sin embargo, pidió que todos mantengan en sus recuerdos a su amigo:
“Ojalá que trascienda. Que no se olviden de él”.
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