El
británico Thomas Thwaites decidió investigar cómo es vivir como
una cabra, en primera persona. El diseñador industrial
(especializado en la tecnología, la ciencia y la investigación
futurista), decidió ponerse en la piel de una criatura “inmune a
las preocupaciones, frustraciones, y al terror existencial de la vida
cotidiana”, según sus palabras
Thomas
pasó tres días entre un rebaño de cabras en los Alpes suizos. Para
llevar a cabo el proyecto encargó unas prótesis para brazos y
piernas para poder caminar cómodamente en cuatro patas, e incluso
intentó fabricarse un estómago artificial para poder rumiar y
digerir la hierba con la flora intestinal de las cabras. Además
consultó con un experto sobre el comportamiento de estos animales, e
incluso presenció la disección de una cabra para aprender más
sobre el animal en el cual quería convertirse.
“Quería
tomar unas vacaciones del dolor y la preocupación que conlleva ser
un ser consciente capaz de lamentarse del pasado y preocuparse por el
futuro”, comentó. Como artista interesado en la tecnología y en
la evolución, asegura que “quería ver si estos avances también
pueden ayudar al ser humano no solo a evolucionar sino también a
involucionar”.
El
joven reconoció que la vida de cabra no resultó tan sencilla como
pensaba. Logró caminar a cuatro patas junto a la manada durante
apenas un kilómetro, pero luego fue quedando rezagado. “Pasé el
resto del día tratando de alcanzarlas de nuevo. Finalmente, las
encontré, lo que fue bastante agradable. […] Pero bajar de las
montañas fue algo petrificante. Porque si te caes no tenes manos con
que evitar chocar con una roca”, afirmó.
Thomas
pasó tres días en total junto al rebaño, aunque no podía dormir
fuera de su carpa, y necesitaba la ayuda constante de su equipo para
luchar contra el clima, al que no estaba adaptado. Tras abandonar al
grupo continuó otros tres días como cabra solitaria antes de
concluir el proyecto.


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