calabazas, entre otros vegetales, para fabricar los instrumentos de viento con los que tocan durante sus presentaciones.
Los músicos preparan sus instrumentos antes de cada show. Con anticipación, se dirigen a los mercados a escoger los vegetales para los tres tipos de instrumentos que necesitan los ready made (aquellas verduras que suenan bien sin necesidad de hacerles trabajos posteriores), los instrumentos simples (verduras con uno o pocos cortes), y los instrumentos complejos, que son aquellas verduras que exigen un trabajo de luthería más elaborado.
Luego inicia la ardua tarea de probar y elaborar sus instrumentos.
Según cuentan los músicos, lleva entre dos y tres horas fabricar los instrumentos. Y mientras los realizan, con todas las sobras de verduras cocinan una sopa que, luego de sus conciertos, es repartida entre el público, para que puedan degustarla.
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