‘Otasuke’ es un nuevo sitio de comidas ubicado en el
centro de Tokyo. Compadeciéndose de todos aquellos hombres agobiados por el
estrés, sus dueños decidieron darles una buena noticia, al fin… Por eso, este
sitio dejó de ser un lugar común para convertirse en el restaurante para calvos
por excelencia en Japón.
“Ser calvo, es un orgullo”, dice un cartel sobre su
entrada. La idea de abrir el lugar surgió luego del tsunami, donde sin dudas el
estrés reinó en el país, sobre todo para aquellos voluntarios que dejaron su
físico en las tareas de reconstrucción. “Un día estaba caminando por el centro
y seguía viendo calvos. Eso fue todo”, expresó el dueño, Yoshiko Toyota, quien
no tendría nada que ver con la empresa automotriz.
En ese sentido, un cliente habitual del
establecimiento dijo: “Cuando uno empieza a quedarse calvo, es un gran shock,
no hay duda. Los hombres de negocios japoneses la tienen muy difícil. El estrés
se acumula, entonces el pelo comienza a caerse “.
El descuento es para grupos de clientes que coman en
el buffet, incluyendo todas las bebidas que se puedan consumir en dos horas.
Normalmente, el precio del cubierto es de 3780 yuanes para los hombres y 3.240
para las mujeres. Sin embargo, el buffet del segundo piso del restaurante
podría costar mucho más bajo si el cliente lleva consigo un amigo calvo.
Con que a un miembro del grupo le falte cabello, él
pagará 500 yuanes. Dos clientes calvos equivalen a 750 y 1.000 para tres. Con
cinco clientes sin pelo, se ganarán un cupón equivalente a una comida gratis.
No vale recortarse el cabello antes de entrar…
Cada año mueren en el mundo 3,4 millones de personas
por enfermedades relacionadas con el consumo de agua no potable, la mayoría de
las cuales desconocía correr un riesgo al beberla. Acabar con este problema a
corto plazo seguramente es imposible, pero reducir esta dramática cifra es más
sencillo de lo que parece. Basta con un libro.
En realidad no se trata de un libro normal, sino de un
innovador proyecto llevado a cabo por la organización Water is life. Sus
páginas no sólo recogen consejos útiles sobre sanidad e higiene, sino que tienen
una propiedad ‘milagrosa’: convierten el agua más putrefacta en potable.
Este proceso que puede salvar miles de vidas se
produce gracias al papel de última generación del que está hecho el libro. Cada
página está recubierta con nanopartículas de plata, cuyos iones matan
activamente enfermedades como el cólera, la fiebre tifoidea o el E. coli. Basta
con colocar una de estas páginas en un recipiente y verter agua sobre ella para
que se produzca el filtrado.
“Después de pasar agua por nuestro filtro se produce
una reducción en el número de bacterias del 99,99%, lo cual es comparable al
agua del grifo en EEUU”, afirma Theresa Dankovic, la química responsable del
invento.
Desde Water is life afirman que lo más importante de
su innovador libro es que va a revolucionar el mundo de la purificación del
agua, y que su coste de fabricación es tan pequeño que hoy por hoy es la opción
más económica del mercado. De hecho, cada libro podría proporcionar agua limpia
a una persona durante nada menos que 4 años.
Hasta ahora sabíamos que los libros pueden hacerte
reír, emocionarte, enseñarte cosas o incluso aterrorizarte. Ahora ya podemos
añadir una virtud que quizá sea la más importante de todas: un libro puede
salvar muchas vidas.
El famoso crack de las jodas telefónicas Julio
Victorio De Rissio, quien será recordado por todos como el Doctor Tangalanga,
falleció el 26 de diciembre, a los 97 años. Una larga vida de un hombre que
hizo reír a generaciones, no sólo de adolescentes, sino también de adultos e,
incluso, intelectuales de primera línea.
La víctima más memorable del Doctor Tangalanga fue el
hombre del gimnasio. Durante doce años fue torturado vía telefónica, motivo por
el que aseguraba cambiar constantemente su número. Hasta cuando el Doctor
-también conocido con el alias de Cantaluppi, Tarufetti, Quintana y
Zarrasqueta- hizo una presentación en la ciudad de México, el público
enloqueció cuando supo que iba a llamar al muchacho del gimnasio al que le
había hecho las mil y una y hasta lo había hecho llorar.
El Sensacional pudo hablar con la famosa víctima: se
llama Octavio Cavalli, es abogado y músico, y confesó que todo estaba
arreglado.
“Me acerqué a Julio como fan. Tenía 16 años, lo
rastreé y lo llamé a la casa del hijo, que es un colega mío. Me atendió la
nieta y le conté que había podido averiguar el nombre verdadero de su abuelo,
había buscado el número en la guía y quería conocerlo. Le dejé mi teléfono y a
los dos días me llamó. Y ahí comenzó una amistad: ‘hiciste una investigación
propia del FBI, pibe’, me dijo”, declaró Octavio.
Si bien su deseo de conocer a Tangalanga estaba
cumplido, “el del gimnasio” nunca imaginó que iba a terminar protagonizando las
ridículas llamadas del humorista. “Julio tuvo una época en la que actuaba en un
ciclo en un horario en el que la mayoría de la gente estaba durmiendo, no le
atendía nadie o le cortaban. Entonces él tenía dos o tres backups por las dudas.
La primera vez me dijo: ‘Che, ¿si se me pincha la noche me das una mano?’”.
Fue tal el éxito de los diálogos, que hubo que repetir
la secuencia. “Me dijo: ‘Reventó tu llamado, ¿querés que lo hagamos de nuevo?’.
Y yo acepté”. Incluso hubo una frase que se extrajo de sus conversaciones y el
público mexicano imprimió en remeras cuando el Doctor fue de gira por esos
lares: “¡Dame paz, carajo!” le pedía Octavio a Tangalanga. “Eso fue invención
mía. No había nada que estuviese guionado”, explicó.
Pero hubo un momento en el que el fan convertido en
amigo tuvo que poner un freno. “Había gente que me insultaba en Twitter, o me
llamaban y me decían: ‘¿Vos sos el del gimnasio, puto?’. Entonces confesé que
estaba todo arreglado. Tuve que matar el mito, terminarlo”.
En cuanto a la reacción de Julio ante su accionar,
Octavio contó: “No sé cómo le cayó. Pero él estaba tranquilo porque a él no lo
llamaban. Presupongo que se debe haber generado en su círculo de producción
algo, como que lo traicioné. Cuánto lo lamento”.
Además, recordó su última participación como el hombre
del gimnasio. “Fue en un show en La Trastienda. Roberto, su representante, me
llamó y me dijo que a veces Julio tenía lapsos en los que se quedaba callado
porque perdía la conciencia y me pidió que en esos momentos tratara de
ayudarlo”.
Los llamados duraron entre 1998 y el 2010. “Fueron
doce años de llamar a la misma persona. ¡Alguien tenía que sospechar!”, opinó
Octavio. Sin embargo, pidió que todos mantengan en sus recuerdos a su amigo:
“Ojalá que trascienda. Que no se olviden de él”.
Frano Selak (81) es un profesor de música croata que
vive en Petrinja, al sur de Zagreb. Lo llaman "el hombre más afortunado
del mundo": es que logró escapar de la muerte en seis ocasiones y ganó más
de un millón de dólares a la lotería hace once años. Pero asegura que recién
ahora es feliz, porque acaba de regalar todo su dinero a familiares y amigos, y
dice que vivirá con lo justo en su modesta casa de su ciudad natal, con su
esposa Katarina (60), con quien se casó hace poco.
Sin embargo, su felicidad comenzó años atrás.
En 1962, un tren en el que viajaba a Sarajevo
descarriló y se precipitó a un río helado: 17 personas murieron ahogadas y
Frano pudo llegar a la orilla del río sufriendo de hipotermia, golpes,
moratones y un brazo roto. Un año más tarde, volaba de Zagreb a Rijeka cuando
una puerta del avión se abrió y fue absorbido hacia el exterior. Unos minutos
después el avión se estrelló: 19 personas murieron. Frano se despertó en un
hospital. Lo habían encontrado arriba de un pajar, con heridas leves.
Los milagros de este hombre continuaron. En 1970 iba
conduciendo cuando su coche empezó a arder. Consiguió parar y salir justo antes
de que el depósito explotara convirtiendo el auto en una bola de fuego. En 1995
fue atropellado por un autobús en Zagreb, pero sólo tuvo heridas superficiales.
Y hay un hecho más. En 1996, mientras conducía por una ruta de montaña, un
camión lo chocó de frente y también sobrevivió. Además, estaba en una estación
de servicio cuando ésta explotó y él no sufrió heridas.
"No se si soy el hombre más desgraciado del
mundo o el más afortunado. Prefiero pensar lo segundo", le dijo a la
prensa de su país en junio de 2003. Poco después, compró sus primeros boletos
de lotería en 40 años y ganó más de 1 millón de dólares con una de las
combinaciones. "Ahora voy a disfrutar de mi vida", se propuso. Se
compró una casa en una isla privada del Adriático, un coche y una lancha a
motor, además de casarse con su novia Katarina. "Todo lo que necesito a mi
edad es a Katarina. El dinero no cambiaría nada. Cuando llegó a mi vida supe
que después de todo había tenido por fin verdadera suerte".